Aunque la fiesta típica española para estas fechas ha sido tradicionalmente la celebración del Día de Todos los Santos, el empuje de la cultura anglosajona y la búsqueda de opciones más lúdicas ha conllevado que la fiesta de Halloween se haya puesto de moda entre los más jóvenes. Aunque parezcan celebraciones muy distintas, ambas fiestas conservan orígenes parecidos y un fondo cultural común.
El Día de Todos los Santos es una tradición católica que se remonta al cristianismo primitivo, pero que instituyó Urbano IV en el siglo XIII en honor a todos los santos, conocidos y desconocidos del mundo moderno, para compensar cualquier falta a las fiestas de los santos durante el año por parte de los fieles. Su coincidencia con el invierno y su asociación con la muerte de la naturaleza, le imprime cierto carácter sobrenatural ya que se vincula con la vuelta de las almas de los difuntos y sus diversas manifestaciones. Tradicionalmente, en España se realizan visitas a los cementerios donde yacen los seres queridos y se dejan flores en las tumbas; además se suele disfrutar de cierta repostería típica como los huesos de santo y los buñuelos.
Este mismo origen vinculado al fin del verano y al comienzo de la época lúgubre y oscura que anuncia el invierno lo encontramos en Halloween (contracción de All Hallows' Eve, 'Víspera de Todos los Santos'), ya que, en su origen celta, el Samhain se celebraba el final del verano y de la temporada de cosechas. Esta festividad también conocida como Noche de Brujas o Noche de Difuntos, tenía poseía, en origen, un carácter sobrenatural, ya que en la cercanía de esta oscuridad, el paso del mundo de los muertos al de los vivos se estrechaba y permitía que las almas de los difuntos nos visitaran. El uso de máscaras y trajes permitía ahuyentar a los espíritus malignos y parece el claro precedente de los habituales disfraces de Halloween.
Una original propuesta que aúna ambas celebraciones viene de la mano de la Diócesis de Alcalá de Henares que organiza desde 2009 la llamada “Holywins”, un juego de palabras entre la fiesta del “truco o trato” y el carácter religioso de la tradición española. En esta celebración se conjugan varias actos litúrgicos, que tienen lugar la víspera del 1 de noviembre, y que incluye Misa, Adoración Eucarística y evangelización y una catequesis sobre el Cielo en los que los más pequeños pueden ir disfrazados de santos.
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