Desde hace unas semanas, cuando echamos mano del surtidor de gasolina y vemos la pantalla con el precio del litro, no podemos evitar una sonrisita al comprobar el coste de llenar el tanque de combustible. Desde finales de verano, el carburante a nivel doméstico ha experimentado una rebaja del 5,5% en el caso del gasóleo de automoción y un 6,7% en la gasolina. Si bien esto es una buena noticia para el consumidor, diversas entidades supervisoras de la competencia a nivel europeo llevan advirtiendo desde hace meses acerca de la escasa repercusión en las tarifas que estaba teniendo la caída de precios del petróleo. Vamos a explicar las razones de la bajada generalizada de este oro líquido y por qué ha tardado tanto en notarse en el bolsillo del consumidor.
La caída libre del precio del petróleo
El famoso barril de Brent, que supone unos 159 litros de un tipo de petróleo liviano y que se extrae principalmente del Mar del Norte, ha rebajado su precio en un 36% desde junio, una caída libre que no se experimenta desde 2009.
Al igual que con cualquier otro producto comercial, la ley de la oferta y la demanda preside el devenir de precio del petróleo. La escalada productiva de los países de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo), ha conllevado una carrera con EE.UU. por colocar sus barriles con la consecuente bajada generalizada de precios. Con este ritmo productivo, los países exportadores seguirán bombeando hasta 30 millones de barriles cada día a lo largo de la primera mitad del 2015. De esta manera, el exceso de oferta que se calcula en un millón de barriles, seguirá suponiendo una guerra de precios.
Cómo repercute en la bajada del precio de la gasolina
A tenor de lo expuesto, muchos consumidores se preguntan ¿por qué todo esto no se traduce en una acentuada bajada de precios del combustible de consumo privado? o ¿cómo es posible que por cada euro de la rebaja del crudo, apenas se note 15 céntimos para el consumidor?
Tal y como nos explican en este artículo del diario Expansión, La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia señalaba ha señalado recientemente que los márgenes de distribución se habían ampliado hasta en un 5,1% en el mes de octubre del año pasado con respecto a septiembre. Esto se produce porque las gasolineras no han repercutido en sus precios las rebajas de los precios en origen, aumentando de esta manera sus márgenes.
Algunos economistas achacan este escenario a la depreciación del euro frente al dólar, pero la CNMC ha denunciado en varias ocasiones que, debido a la concentración del mercado en manos de tres grandes distribuidoras, se ha llevado a cabo un acuerdo para mantener sus márgenes de beneficio excesivamente altos. Ante esta acusación, los operadores se defienden aludiendo a que, ante estos análisis, no se tienen en consideración los costes fijos como el famoso céntimo sanitario o la logística y distribución que suponen 12 céntimos por litro.
Lo que es indudable es que las gasolineras españolas tienen algunos de los márgenes más elevados de Europa (4,5 céntimos por encima de la media comunitaria), pero que, a pesar de ello, la rebaja del precio del combustible va llegando a los consumidores poco a poco. Una bocanada de aire para las asfixiadas economías domésticas que, ante la escasez de dinero, agradecen cualquier tipo de ayuda financiera como los créditos rápidos sin papeles de hasta 600 euros que ofrece Cashper.es
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